Ella no creía que había ya lugar.
El anhelaba un segundo y un espacio.
Ella esperaba su reloj, más Otro lo reparaba.
Y aunque para ella ya no existia una mente y un corazón,
para el existia el amor y la razón.
Se mezcló el morado con el rosa, la flor con la mariposa, el y ella.
sábado, marzo 28, 2009
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