sábado, septiembre 29, 2007

Farolito


Lunita consentida colgada del cielo, como un farolito,
que pudo mi Dios, para que alumbrara las noches
calladas de este pueblo viejo de mi corazón [...]

José A. Morales

sábado, septiembre 15, 2007

Cuantas cosas


¿Cuántas cosas no han depertado mis sentidos? y ¿Cuántas otras nunca sentiré?, ¿Cuántas personas conoceré? y ¿Cuantas otras nunca veré?, ¿Cuántas cosas no he degustado? ¿Cuántas nunca probaré?, ¿Cuántos aromas no he apreciado? y ¿Cuántos existentes nunca los disfrutaré?, ¿Cuántas palabras no he escuchado? y ¿Cuántas más no quedarán en la memoria?, ¿Cuántas cosas me preguntaré? y ¿De cuántas nunca entenderé su respuesta?. Sólo espero tener aquello que necesito, para darlo a aquellos que lo desean y a si ellos lo den a quien lo anhele. Por que para que alimentarnos de aquello que no llena. A la verdad, muchas cosas se quieren más no de todas pensamos en su conveniencia o si aquellas son indispensables. Más sólo bastará alegrarse en lo que por hoy se posee y estar siempre contento en lo mucho o lo poco, para así entender que es un don poder disfrutar de cada cosa que llega a nuestras manos. Más se sabe que todo tiene su hora... más aún disfrutar de ello.

lunes, septiembre 10, 2007

Siguen los corazones


Cuando los labios destilen lo mas puro de las palabras y
estas sean halladas más placenteras que cualquier olor existente.
Cuando las manos dejen huellas donde nadie verá,
más complices en la memoria que incitan alegrar la vida a otros.
Cuando los ojos sean dos faroles que alumbren y
guien los pasos en la penumbra.
Cuando lo oidos y el olfato sólo deseen
dejar entrar aquello que alimente el corazón.
Cuando cada paso sea de compañia a quien odia la soledad.
Cuando el cuerpo sea calor en medio de la noche.
Entonces... y sólo entonces,
se conocerá la hermosura que supera todo entendimiento
y la más valiosa para todo aquel que respire en el universo.

domingo, septiembre 09, 2007

Continua... pasado


Hay quienes han estado y permanecen, hay quienes estan y luego se van, hay quienes llegan para estar pero se ven lejanos. El tiempo desvela lo oculto y a la vez determina lo que deberá ser, así como el presente y lo que en el debe ocurrir. Una lágrima, una sonrisa, un dolor, un abrazo, una guerra, un sueño, la vida y la muerte. En el se espera quien no esta, o quien nunca vendrá o nunca volverá. Más los trozos de recuerdos escondidos deberán pasar, para abrir la puerta a los siguientes y continuar escribiendo el presente que al instante se convierte en pasado por aquello que ni tiene vida, ni emoción, ni sueño; está despierto más no ve, no oye, no entiende pero existe, más aunque este, no tiene el soplo del Sabio para hacerlo vivir y sentir como el. Más el Sabio lo tiene en sus manos para concentir, enseñar y ver crecer aquel a quien algún día le desprendió un aire apacible de sus labios.

Seguirán las lágrimas, los desacuerdos, los sentiemientos y el corazón. Más se dejará sentir que se existe por alguna razón para muchos inexistente aún pero silenciosamente presente, esperando poder hablar cuando se le deje, para dar cuenta que hacemos parte de algo mucho más grande que nuestra razón quizá nunca podrá comprender.

domingo, septiembre 02, 2007

Princesa

Mis manos te crearon, formaron tu cuerpo, te di nombre antes que nacieras, antes que este mundo fuera producto de mi creación. Cuando naciste, pasé y te vi, te recogí, te hice vivir. Y creciste y te hiciste grande, junto a tu cabellos y tus pechos. Llegaste a ser hermosa. Y pasé de nuevo y vi que era tiempo de amores y extendí mi manto sobre ti y te cubrí y fuiste mia. Te vestí de borado, te calcé de tejón, te ceñí de lino y te cubrí de seda. Te atavié con adornos y puse brazaletes en tus brazos y collar a tu cuello, puse joyas en tu nariz, y zarcillos en tus orejas y una hermosa diadema en tu cabeza. Fuiste adornada de oro, de plata y tu vestido era de lino fino, seda y bordado, comiste flor de harina de trigo, miel y aceite. Fuiste hermosa en extremo a causa de mi hermosura que yo deposité en ti. Pero olvidaste tu mi princesa, que lo eras y te olvidaste de mi [...]

Aquellas que olvidaron que siempre han sido princesas...